Por Henry Panduro
En un tiempo no muy lejano, afines de la década de los 50, las calles de Tocache se vestían de una gran fiesta mitológica convirtiéndose en la atracción de los lugareños, que, según nuestro calendario se recuerda cada primero de noviembre de todos los años.
El difunto o maligno conocido por los pobladores de la selva como el TOLENTON; versiones de antiguos moradores explican que para dicha fecha; se preparaban para rendir culto a sus seres queridos que ya fallecieron, asistiendo a la iglesia y al campo santo llevando flores a sus seres queridos que ya perecieron.
Otros realizaban comparsas dancísticas representando por medio de disfraces a las almas y difuntos, acompañados por el diablo y el ángel, explicando en la escenificación, que las almas y difuntos se dedicaban a merodear por las calles, huertas, parques, etc. Esto hacía que el diablo aprovechaba el
momento para azotarlos con su cordón negro y luego llevarlos con él.
El ángel de la guarda que cuidaba de las almas y difuntos, perseguía con su espada al diablo para que este no cumpla con su cometido. Las almas saltaban, bailaban, gritaban y cantaban; cuando sentían la presencia del diablo, se defendían con su cordón blanco para que este no los castigue.
Las almas y difuntos de las personas que fallecen tienen su explicación, según creencias de la selva. Se denominan ALMAS porque en vida se comportaron bien y al morir van al cielo, y los DIFUNTOS son los que en vida se comportaron mal, quedándose a deambular en la misma tierra.
Versiones de los abuelos dan a conocer que, antiguamente los familiares enterraban sus muertos (almas) con un cordón blanco sujetando en la cintura, para que con esto se defiendan del castigo del diablo.
Que quieres alma perdida
Metido en el infierno
Tolenton, tolenton,
Tolenton
Porque te has portado mal no te
Quieren en el cielo
Tolenton, tolenton,
Tolenton
Que tú quieres en la tierra
Si aquí nadie te quiere
Tolenton, tolenton,
Tolenton
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