Se celebró
Día internacional del teatro
El día mundial del Teatro fue creado en 1961 por el Instituto Internacional del Teatro (ITI). Se celebra anualmente el 27 de marzo en toda la comunidad teatral internacional. Con este motivo se suelen organizar diversos eventos nacionales e internacionales. Uno de los clásicos es el Mensaje Internacional (o manifiesto) tradicionalmente escrito por una personalidad del teatro de talla mundial por invitación del Instituto.
Les presentamos el mensaje internacional por el día mundial del teatro y también de los 6 últimos años:
MENSAJE DEL DÍA MUNDIAL DEL TEATRO 2008
Director y actor canadiense
Hay numerosas hipótesis sobre los orígenes del teatro, pero la que más me interpela tiene forma de fábula.
Una noche, en tiempos inmemoriales, un grupo de hombres se habían reunido en una cantera para calentarse alrededor del fuego y contarse historias. De pronto, uno de los hombres tuvo la idea de levantarse y usar su sombra para ilustrar su relato. Usando la luz de las llamas hizo aparecer personajes inmensos en las paredes de la cantera. Deslumbrados, los demás diferenciaron al fuerte y al débil; al opresor y al oprimido; al dios y al mortal.
Hoy en día, la luz de los proyectores ha reemplazado al fuego original, y la maquinaria escénica, al muro de la cantera. Y por mal que les pese a algunos puristas, esta fábula nos recuerda que la tecnología está en el origen mismo del teatro y que no debiera ser percibida como una amenaza sino como un elemento aglutinador.
La supervivencia del teatro depende de su capacidad para reinventarse integrando la nuevas herramientas y los nuevos lenguajes. Si no, ¿cómo podría el teatro seguir siendo testigo de las grandes apuestas de su época y promover el entendimiento de los pueblos, si no da él mismo prueba de apertura? ¿Cómo podría jactarse de ofrecer soluciones a los problemas de la intolerancia, exclusión y racismo si, en su propia práctica, se resiste a todo mestizaje y a toda integración?
Para representar el mundo en toda su complejidad, el artista debe proponer formas e ideas nuevas, y tener confianza en la inteligencia del espectador, que es capaz de distinguir la silueta de la humanidad en este perpetuo juego de luz y sombra.Y es cierto que de tanto jugar con el fuego el hombre corre el riesgo de quemarse, pero también la posibilidad de deslumbrar e iluminar.
Muy joven descubrí el amor por el mundo fascinante del Teatro. Pude entender y aprovechar su verdadera esencia cuando empecé a crear, dirigir y actuar en una obra teatral de carácter político que provocó la cólera de las autoridades de la época. Confiscaron todo lo que se encontraba en el teatro, y procedieron a su cierre ante mis propios ojos.
El espíritu del Teatro que vivía en mi no tenía otra elección, frente a los soldados armados, que la de refugiarse y aferrarse a mi conciencia. En ese momento comprendí la fuerza y el poder del Teatro frente a quienes no toleran la opinión de los otros, y aprendí, con certeza, el papel grave e importante que el Teatro puede desempeñar en la vida de los pueblos.
Durante mis años de estudiante universitario en El Cairo, la escena penetró en lo profundo de mi conciencia y echó raíces, leí todo cuanto se escribía sobre el Teatro y tuve ocasión de asistir a los espectáculos más diversos. Este descubrimiento profundizó en años posteriores y hoy, el Teatro continúa interesándome de manera general.
He aprendido a través de mis lecturas desde la antigua Grecia hasta nuestros días, la magia potencial que el mundo del Teatro contiene y su capacidad para descubrir las profundidades del alma humana y revelar sus misterios. El Teatro constituye un factor de unificación de los seres humanos, y el hombre puede a través de él, llenar el mundo de amistad y abrir horizontes de diálogo entre los pueblos, sin distinción de raza, color o creencia. Ha sido para mí un factor suplementario para aceptar al Otro tal cual es. He comprendido, también, que el bien unifica a los seres humanos y que el mal los separa.
Las guerras que han golpeado a la humanidad desde los viejos tiempos han encontrado profundas justificaciones en las intenciones maléficas que no saben apreciar la belleza. Y la belleza perfecta solo se encuentra en el Arte del Teatro, recipiente que contiene todas las Bellas Artes. El que no saborea la belleza no puede apreciar el valor de la vida; y el Teatro es la vida.
Necesitamos hoy rechazar las guerras, absurdas en todas sus formas, y las discrepancias dogmáticas que flagelan, en ausencia de un freno moral, los espectáculos de violencia y asesinatos ciegos que van a sumergir al planeta en un mundo siniestrado por epidemias endémicas o los problemas de desertización y sequía. Todo ello es causado por la ausencia de un diálogo auténtico que posibilite hacer de este mundo un lugar donde vivir juntos.
Amigos del Teatro, una tempestad se desencadena sobre nuestro planeta causada por la violencia de un torbellino de sospechas y suspicacias, que amenaza con impedirnos tener una visión clara de las cosas.
Nuestras voces son sofocadas y no llegan a todos los oídos a causa de la violencia y la división entre los pueblos. Esta tempestad amenaza con desviarnos para alejarnos a unos de los otros. Debemos oponernos a los que hacen sonar la corneta para desencadenar tempestades; no para destruirlos, sino para alejarnos de atmósferas contaminadas y consagrar nuestros esfuerzos a la comunicación y establecimiento de relaciones amistosas, con quienes predican la fraternidad entre los pueblos.
Si el Teatro depende de la vida, nosotros estamos abocados a la desaparición.
Sultán bin Mohammed Al Qasimi(traducción: Centro español del IIT)
MENSAJE INTERNACIONAL DEL DÍA MUNDIAL DEL TEATRO 2006;
Víctor Hugo Rascón Banda
Escritor mexicano que ejerce como dramaturgo y guionista
UN RAYO DE ESPERANZA
Todos los días deben ser días mundiales del teatro, porque en estos 20 siglos, siempre ha estado encendida la llama del teatro en algún rincón de la tierra. Al teatro siempre se le ha decretado la muerte, sobre todo con el surgimiento del cine, la televisión y ahora los medios digitales.
La tecnología invadió los escenarios y aplastó la dimensión humana, se intentó un teatro plástico, cercano a la pintura en movimiento, que desplazó la palabra. Hubo obras sin palabras, o sin luz o sin actores, sólo maniquíes y muñecos en una instalación con múltiples juegos de luces.
La tecnología intentó convertir al teatro en fuego de artificio o en espectáculo de feria. Hoy asistimos a la vuelta del actor frente al espectador. Hoy presenciamos el retorno de la palabra sobre el escenario. El teatro ha renunciado a la comunicación masiva y ha reconocido sus propios límites que le impone la presencia de dos seres frente a sí que se comunican sentimientos, emociones, sueños y esperanzas. El arte escénico está dejando de contar historias para debatir ideas.
El teatro conmueve, ilumina, incomoda, perturba, exalta, revela, provoca, trasgrede. Es una conversación compartida con la sociedad. El teatro es la primera de las artes que se enfrenta con la nada, las sombras y el silencio para que surjan la palabra, el movimiento, las luces y la vida. El teatro es un hecho vivo que se consume a sí mismo mientras se produce, pero siempre renace de las cenizas. Es una comunicación mágica en la que cada persona da y recibe algo que la transforma.
El teatro refleja la angustia existencial del hombre y desentraña la condición humana...
A través del teatro, no hablan sus creadores, sino la sociedad de su tiempo. El teatro tiene enemigos visibles, la ausencia de educación artística en la niñez, que impide descubrirlo y gozarlo; la pobreza que invade al mundo, alejando a los espectadores de las butacas y la indiferencia y el desprecio de los gobiernos que deben promoverlo.
En el teatro hablaron los dioses y los hombres, pero ahora el hombre habla a otros hombres. Por eso el teatro tiene que ser más grande y mejor que la vida misma. El teatro es un acto de fe en el valor de una palabra sensata en un mundo demente. Es un acto de fe en los seres humanos que son responsables de su destino.
Hay que vivir el teatro para entender qué nos está pasando, para transmitir el dolor que está en el aire, pero también para vislumbrar un rayo de esperanza en el caos y pesadilla cotidiana.
¡Vivan los oficiantes del rito teatral! ¡Viva el teatro!
Víctor Hugo Rascón Banda (Uruáchic, Chihuahua, Méjico, 1948). Se inicia como autor teatral en 1979, con la obra Voces en el umbral, a la que siguen, entre otras, Tina Modotti (1981), Armas blancas (1982), Máscara vs. cabellera (1985), Manos arriba (1986), Playa Azul (1990), Contrabando (1991) y La Malinche (1998). Como guionista participó en Días difíciles y Jóvenes delincuentes, en la adaptación de la novela de Héctor Aguilar Camín; Morir en el golfo; y en la versión cinematográfica de su propia obra teatral , Playa Azul; así como en La muerte del padre Pro, hasta el momento no filmada . En 1991 obtuvo el premio Juan Rulfo a la primera novela, por una nueva versión de Contrabando.
Ariane Mnouchkine
Dramaturga francesay directora del parisino Théâtre du Soleil
Auxilio
Teatro, socórreme
Duermo, despiértame
Estoy perdido en la oscuridad, guiame, al menos, hacia una bujía
Soy perezosa, averguénzame
Estoy cansado, estoy fatigado, levántame
Soy indiferente, golpéame
Sigo siendo indiferente, golpéame en el rostro
Tengo miedo, dame coraje
Soy ignorante, edúcame
Soy monstruosa, humanízame
Soy pretencioso, hazme morir de risa
Soy cínica, desármameSoy tonta, transfórmame
Soy mala, castígame
Soy dominante y cruel, combáteme
Soy pedante, burlate de mí
Soy vulgar, elévame
Soy muda, desamordázame
Ya no sueno, trátame de cobarde o de imbécil
He olvidado, arroja sobre mí la memoria
Me siento vieja y rancia, haz surgir la niñezSoy pesada, dame la música
Soy triste, busca la alegría
Soy sorda, haz aullar el dolor como una tempestad
Me siento agitada, haz surgir la sabiduria
Soy débil, enciende la amistad
Soy ciega, convoca a todas las luces
Estoy sometida por la fealdad, haz entrar la belleza conquistadora
Fui arrastrada por el odio, haz surgir todas las fuerzas del amor.
Traduccion: Francisco JAVIER (Argentina)
Traduccion: Francisco JAVIER (Argentina)
MENSAJE INTERNACIONAL DEL DÍA MUNDIAL DEL TEATRO 2004
Fathia El Assal (Egipto)
El Teatro es el padre de todas las artes. Esta es una verdad que nadie puede rebatir y por esa razón es mi única y exclusiva pasión.
Siempre he creído que los dramaturgos se distinguen por sus nobles sentimientos humanos. Sus mensajes pueden así ayudar a la gente a superarse, a liberarse de sus frustraciones, de su explotación, y de esa manera conseguir una cierta dignidad.
El Teatro es el padre de todas las artes. Esta es una verdad que nadie puede rebatir y por esa razón es mi única y exclusiva pasión.
Siempre he creído que los dramaturgos se distinguen por sus nobles sentimientos humanos. Sus mensajes pueden así ayudar a la gente a superarse, a liberarse de sus frustraciones, de su explotación, y de esa manera conseguir una cierta dignidad.
Para que los dramaturgos tengan éxito en cumplir su misión e influir en las personas, deberían dominar a fondo su profesión, y tener completo control sobre el estilo de su expresión artística. Si no, su mensaje se dispersará a merced del viento y no dejará huella alguna tras él. No conseguirá su objetivo.
En toda obra de arte, el mensaje del artista siempre ha estado impregnado a la par de justicia humana, madurez de expresión y autenticidad. Sería pues un error considerar que uno de estos factores puede prevalecer sobre los otros.
Dicen que el Teatro es un arte basado en estructuras sólidas desprovistas de cualquier artificio superficial, y que sus diálogos deben ser firmes, concisos y alejados de la farfulla. También dicen que por esta misma razón es incompatible con la naturaleza de la mujer, que es incapaz de disociarse de su ego, y en consecuencia no puede expresarse con objetividad. ¡Eso dicen! A esto replico: la mujer, que es capaz de llevar en su seno una nueva vida durante nueve meses es igualmente capaz de crear una obra de teatro sólida y coherente. Con una condición: que sea una auténtica dramaturga.
Por suerte, el teatro moderno se ha liberado de las formas tradicionales como resultado de distintas oleadas de renovación que comenzaron con Pirandello, Bernard Shaw, Brecht y muchos otros que han destacado por su teatro del absurdo, del rechazo y del vanguardismo experimental. Actualmente es muy raro que un gran dramaturgo escriba una obra de teatro siguiendo un estilo tradicional.
En mi primera obra de teatro ('Mujeres sin máscaras') utilicé 'el teatro dentro del teatro', una fórmula que se ha hecho familiar en el teatro moderno. Mi obra comenzaba con un grito y una pregunta, porque me sentía preñada de palabras que provenían de decenas de años e incluso siglos atrás.
¿Puede que hubiera llegado el momento de que los dolores que estrangulaban mi yo más profundo se liberasen y proyectaran mi palabra hacia la existencia? ¡Mi palabra! ... Mi pasión ... Mi infancia ... ¡Mi hijo! Escucho su voz tan lejana de quejas y suspiros. Una voz que fue machacada y humillada. Una voz cuyos ecos reverberan generación tras generación. La conciencia de la historia humana soporta el terrible peso de la persecución y la presión abrumadora.
He rehusado plasmar en un papel una sola palabra que no emergiera de lo más profundo de mi alma. Ni una sola línea que no expresara la verdad sobre la mujer, sobre su poder de dar. Por eso le pedí a mi pluma bajo juramento que rechazara el escribir una sola línea si era para expresar debilidad o frustración, y le pedí bajo juramento que se negara a obedecerme si me sentía cobarde ante la verdad.
Después le pedí que me ayudara a sacar a la luz al mayor número de mujeres posible cuyas vidas hubiera compartido, para acercarme más a ellas y ser su portavoz.
Podríamos por tanto desnudarnos por completo ante los demás, deshaciéndonos del moho acumulado con el paso del tiempo y lanzar un grito en contra de las circunstancias y las situaciones que han impedido la eclosión del poder humano.
Podríamos por tanto desnudarnos por completo ante los demás, deshaciéndonos del moho acumulado con el paso del tiempo y lanzar un grito en contra de las circunstancias y las situaciones que han impedido la eclosión del poder humano.
En fin, creo que el Teatro es la luz que ilumina el camino de la humanidad. Una luz que asegura una unión orgánica con el espectador, creando calor entre nosotros, los que nos enfrentamos al texto escrito o a la interpretación en escena.
Traducción: Fernando Bercebal
Tankred Dorst
Dramaturgo, cineasta, traductor
Siempre de nuevo nos planteamos la pregunta de si el teatro sigue aun teniendo vigencia. Durante dos mil años el teatro sirvió al mundo de espejo, planteaba la situación del hombre. La tragedia reflejaba la vida como destino fatal, y la comedia muy a menudo también.
El hombre estaba plagado de defectos, erraba de un modo fatal, se encontraba en pugna con sus circunstancias, ansiaba el poder y era débil, pérfido y naif, tenía la inocente alegría del ignorante y enfermaba de Dios.
Ahora oigo decir que nuestra vida ya no es abarcable con los medios tradicionales del teatro, ni con la dramaturgia tradicional, y por lo tanto ya no sería posible contar historias. En su lugar: textos de diversa índole, ausencia de diálogos reemplazados por enunciados y declaraciones. Ninguna acción dramática.
En el horizonte de nuestras vidas emerge ya otra especie humana muy diferente: seres clonados y manipulados geneticamente a deseo y según intención. Este nuevo tipo de hombre infalible -si lo hubiere- no precisaría ya del teatro como nosotros lo conocemos. Los conflictos que en él se ven planteados, le resultarían inintegilibles. Pero el futuro no lo conocemos.
Creo que deberíamos con toda la fuerza y todo el talento que nos ha sido dado -por quien no sabemos- tratar de defender nuestro presente maligno, bello y lleno de imperfecciones, nuestros sueños irracionales y nuestros esfuerzos en vano, contra el futuro incierto. Los medios de que disponemos son abundantes: el teatro es un arte impuro y en ello radica su fuerza vital. Utiliza sin miramientos todo lo que se le pueda cruzar por el camino. Siempre traiciona sus propios principios.
Se sobreentiende que no está a salvo de las modas vigentes de la época, se sirve de la imaginería de otros medios, se expresa a veces con lentitud, otras con vivacidad, tartamudea, enmudece, es exagerado, extravagante y banal, se esquiva, fulmina historia y no obstante las cuenta. Estoy esperanzado de que el teatro siempre de nuevo se llena de vida, en tanto que los hombres sienten la necesidad de presentarse y mostrarse mutuamente como son y como no son y como deberían de ser.
Si ¡que viva el Teatro! Pues es uno de los grandes inventos de la humanidad, grande como el invento de la rueda, como el dominio del fuego.
MENSAJE INTERNACIONAL DEL DÍA MUNDIAL DEL TEATRO 2002:
Dramaturgo Indio
El Natyasastra es uno de los tratados teatrales más antiguos del mundo. Data al menos del siglo III a.C. y su primer capítulo cuenta la historia del Nacimiento del Drama.
El Natyasastra es uno de los tratados teatrales más antiguos del mundo. Data al menos del siglo III a.C. y su primer capítulo cuenta la historia del Nacimiento del Drama.
Era una época en la que el mundo estaba hundido en la infamia moral. La gente se había convertido en esclava de pasiones irracionales. Había que encontrar nuevos medios -"agradables a la vista y al oído y también edificantes"-, que provocaran el resurgimiento de la humanidad. Por eso Brahma, el Creador, combinó elementos de los cuatro Vedas (textos sagrados)para formar un quinto texto, el Veda de la Interpretación. Pero como los dioses no saben de teatro, le encargaron el nuevo Veda a Bharata, un ser humano. Y Bharata, con la ayuda de sus cien hijos y algunos danzantes celestiales enviados por Brahma, montó la primera obra. Los dioses contribuyeron con entusiasmo al aumento de las posibilidades expresivas del nuevo arte.
La obra que presentó Bharata trataba del conflicto entre los dioses y los demonios, y celebraba la victoria definitiva de los dioses. La producción encantó a los dioses y a los hombres. Pero los demonios que había entre el público se ofendieron profundamente. Así que usaron sus poderes sobrenaturales y desorganizaron la representación paralizando la voz, los movimientos y la memoria de los actores. Los dioses, a su vez, atacaron a los demonios matando a muchos de ellos.
Todo concluyó en un acto de violencia, por lo que Brahma, el Creador, se acercó a los demonios y les dijo: El Drama es la representación del estado de los tres mundos e incorpora los objetivos éticos de la vida - los espirituales, los seculares y los sensuales -, sus alegrías y sus penas. No hay sabiduría, ni arte, ni emoción que no se encuentre en el teatro.
El discurso de Brahma sobre el teatro se convierte así en la esencia del mito.
Este es un texto reverenciado, escrito para instruirnos en el arte y las técnicas de la producción teatral, y que habla de la representación primigenia en la historia de la humanidad. El propio Creador, junto con otros dioses, ninfas celestiales y actores entrenados, se implicaron en el proyecto. El resultado debería haber sido un éxito clamoroso. Sin embargo, se nos dice que fue un desastre.
El mito, me parece a mí, señala una característica esencial del teatro que los comentarios conciliadores de Brahma no podrían reconocer posiblemente: que cada representación - aunque esté cuidadosamente creada- conlleva en sí misma el riesgo del fracaso, de la ruptura y, por tanto, de la violencia. Una representación en vivo requiere, como mínimo, un ser humano interpretando y otro observándolo, y eso ya es una situación cargada de incertidumbre.
Nunca antes el mundo ha vivido tanto el drama como hoy. La radio, el cine, la televisión y el vídeo nos inundan de drama. Pero aunque estas fórmulas comprometan o incluso enfurezcan al público, en ninguna de ellas la respuesta del espectador altera el hecho artístico en sí. El Mito de la Primera Representación subraya que, en el teatro, el dramaturgo, los intérpretes y el público forman un continuo, pero un continuo que siempre será inestable y, por tanto, potencialmente explosivo.
Este hecho garantiza la propia muerte del teatro cuando trata de interpretar con demasiada seguridad; pero también es su razón de ser. Aunque a menudo su futuro parezca incierto, el teatro continuará viviendo y provocando.
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