IBERIA
Por: Luis Salazar Orsi, 2009
Los hombres y las cosas giran y aparecen de vez en vez, eternos como las estaciones.
Rudyard Kipling,
Rudyard Kipling,
Algo de mí mismo
Parece mentira. En pocas horas se puede acceder, viajando en automóviles, desde la localidad de Xapurí (Acre) en el Brasil, hasta el pueblo de Iberia, en el Perú. Y si lo deseara, en menos de veinticuatro horas, o sea, el mismo día, habría podido llegar hasta Puerto Maldonado.
Diario de viaje, 31 de enero de 2009.
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Durante el viaje que realicé en enero de 2009 por el sureste del país y por regiones fronterizas de Brasil y Bolivia, hice una breve pascana en Iberia, capital del distrito del mismo nombre, provincia de Tahuamanu, departamento de Madre de Dios. Tenía dos poderosas razones: la primera fue la nostalgia, jamás satisfecha, de la niñez y la adolescencia; la segunda, porque tenía todavía un poco de tiempo en las manos, y, en la alforja, ashí poquitito de plata para gastar. Y así, ¡ya estaba en Iberia, un pueblo de nombre sonoro con resonancias inciertas y mágicas!
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Durante el viaje que realicé en enero de 2009 por el sureste del país y por regiones fronterizas de Brasil y Bolivia, hice una breve pascana en Iberia, capital del distrito del mismo nombre, provincia de Tahuamanu, departamento de Madre de Dios. Tenía dos poderosas razones: la primera fue la nostalgia, jamás satisfecha, de la niñez y la adolescencia; la segunda, porque tenía todavía un poco de tiempo en las manos, y, en la alforja, ashí poquitito de plata para gastar. Y así, ¡ya estaba en Iberia, un pueblo de nombre sonoro con resonancias inciertas y mágicas!
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Me hospedé en un hotelito muy malo, donde lo único “bueno” era el precio: veinte soles. Pues ¿de qué puede servirle a un viajero que el lugar donde se ha hospedado esté construido de cemento y hormigón, tenga una fachada cubierta con azulejos y un gran televisor haciendo bulla en la sala de estar, si cuando se encuentra en la habitación que le han dado no puede cerrar bien la cortina de la ventana que da al corredor, el tanque del sanitario gotea sin parar y la ducha solo deja caer un miserable chorrito de agua caliente?
Sin embargo, antes de seguir caminando en busca de un hospedaje más apropiado, tomé nomás aquel departamento por la amenaza de lluvia que en esos momentos rondaba el ambiente. Hice bien, porque más tarde llovió efectivamente, pero no tanto como yo me lo había imaginado.
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Tuve suerte para obtener referencias de mis dos amigos de infancia, naturales ambos de esta ciudad. Me dije: “Esto se llama tener ojo clínico de empedernido viajero”, pues el primer poblador a quien pregunté por ellos no solo me respondió que sí conocía en Iberia a un señor Díaz que era esposo de la profesora María Salazar, sino que me indicó por dónde vivían. Fui a buscarlos de inmediato.
Llegué. Las casas en nuestra región suelen estar con la puerta abierta todo el santo día; generalmente, agobiados por el calor, los dueños están adentro, descansando, conversando o sencillamente ocupándose de la huerta o de algún otro asunto doméstico. Sin ver a nadie en la entrada, saludé hacia el interior en voz alta. Primero asomó una señora que me contestó afirmativamente cuando le pregunté si esa era la casa del señor Díaz. Era la profesora María Salazar Saavedra. Después de ella salió el esposo. Me hicieron pasar de frente a una cocina amplia, con tullpa, bancas largas de madera y paredes de chaglla, y me recibieron muy amablemente.
El señor Díaz resultó ser primo hermano de mis amigos de infancia y dijo llamarse Víctor Manuel Díaz Pinedo y tener 47 años de edad. Su esposa es profesora de educación primaria. Ambos son naturales de Iberia.
Víctor Manuel es actualmente el único poblador de apellido Díaz en todo Iberia. Él y su esposa me informaron –acompañando sus palabras con risas sonoras bien amazónicas, conversación amical y un buen café caliente– que mis dos amigos no viven hace muchos años aquí, que los padres de mis amigos incluso han fallecido en Lima y que de la familia Díaz no queda ya nadie en Iberia, excepto él, y que, de aquí a uno o dos años, él también dejará para siempre su tierra natal para ir a vivir al Cusco, como lo hicieron antes sus dos primos –mis amigos– que dejaron para siempre su tierra para irse a vivir, el primero a Lima y el segundo a Puerto Maldonado.
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Me pregunto: ¿Por qué hay lugares en el mundo que tienen que ser abandonados por sus hijos? Es evidente que Iberia en la actualidad no les ofrece casi nada a quienes nacen en su seno, aparte de retos y horizontes, pero eso sucede casi en todas partes del Perú. O quizá será porque en estos tiempos el auto destierro está muy de moda. Por otro lado, no hay que olvidar que el hombre tiene un corazón y un espíritu nómadas por naturaleza, y que ni las montañas ni los océanos ni los bosques le han impedido emprender el vuelo o dar el primer paso… Pero aún así, causa zozobra y un profundo pesar ver pueblos que permanecen en el tiempo, sin hijos, descomponiéndose paulatinamente…
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He dado varios breves vistazos a Iberia, un poblado verde y pequeño, de impresionante nombre sonoro. Se ve claramente que esta localidad se encuentra dentro de un país quebrado y en descomposición.
Empecemos por la plaza principal. Allí salta a la vista un monumento central que de día, de noche, de lejos o de cerca no se distingue bien. Creo que esto se debe a que a alguien se le ha ocurrido pintarlo todo de negro. Se trata de un homenaje al shiringuero, en actitud de hacer surcos con una especie de hacha pequeña en un tronco de shiringa; está de pie y lo acompaña un perro. El homenaje es justo porque Iberia empezó a existir como fundo de explotación shiringuera, como lo fueron y lo son casi todas las localidades que se encuentran en la carretera que va de Puerto Maldonado hasta más allá de la frontera con el Brasil.
El material con que se ha construido el monumento intenta ser una imitación del bronce, pero lo más probable es que esté construido de cemento, un material altamente perecible si se deja mucho tiempo a la intemperie. En el pedestal puede observarse cuatro escenas (también en planchas pintadas de color negro) que representan momentos cruciales en la vida de antaño de los shiringueros: el hallazgo de los árboles de shiringa desde las embarcaciones, los cortes en el tallo (la misma escena que la representada en el monumento), la elaboración manual de las bolas de goma sobre el fuego y la salida de las recuas de mulas con las bolas de goma en sus lomos, hacia los centros de acopio.
Este monumento no indica en ningún lugar visible –como debe ser– ni la fecha de su instalación ni las referencias del autor. Conjeturamos que debe haber sido concebido por un artista de la localidad, de Puerto Maldonado o tal vez del Cusco, por encargo de las autoridades de la municipalidad de Iberia.
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También he observado en la pared del frontis del colegio “Dos de Mayo” de Iberia (ubicado en la avenida José Aldamiz) tres óleos-murales de un pintor que firma con su nombre de pila, ‘Javier’. Los motivos son más pintorescos que reales, quizá realizados por encargo del director, en 2007. Los murales tienen por títulos: “El último shiringuero de Iberia”, “El último tarrafero de Iberia” y “El último carretero de Iberia”. Tal vez ya no haya shiringueros en Iberia, pero dudo de que en este lugar hayan desaparecido los tarraferos y los carreteros. Y, si así fuera, sería una verdadera lástima. Sin embargo, mientras en Iberia y el resto de la Amazonía peruana nadie se dedica a la explotación, aunque sea doméstica, del látex de la shiringa, a escasos 200 km de este lugar, en la provincia brasilera de Xapurí, ésta es una ocupación floreciente, a causa de que existe, en la carretera de acceso a esa localidad, una fábrica de preservativos que emplea como materia prima justamente el látex de la shiringa.
En el hotel donde me hospedo hay también cinco cuadros pintados al óleo por este mismo artista, fechados en los años 2001 y 2002. Son escenas de rutina del hombre amazónico y paisajes amazónicos boscosos.
Antes de despedirme de Iberia averigüé los datos de este pintor. Su nombre completo es Javier Huisacayna Ramos. Es natural de la provincia de Camaná, Arequipa, y reside en Iberia. Actualmente trabaja como personal de servicio del colegio Dos de Mayo de este lugar y tiene alrededor de 47 años.
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La plaza principal de Iberia es amplia y está arbolada. Es decir, hay buena sombra para los transeúntes. En ella hay pocas flores y lo único notable, aparte del monumento central, son dos pinturas murales en el lado SE, al parecer cerca de la casa parroquial. Fueron pintados en 2008 casi con el mismo estilo del pintor Huisacayna Ramos, pero esta vez la firma es otra, RESAFA. Resulta que se trata de pinturas del mismo Javier, pero no se sabe por qué motivo están firmadas con las iniciales de un cura de Iberia llamado René Saldivar Farfán.
El mural de la izquierda tiene cierto interés y representa un ‘nacimiento’ nativo fantástico, donde mestizos (cazadores, shiringueros, pescadores, campesinos, etc.), calzados con chanclos confeccionados con el látex de la shiringa, y nativos descalzos (parecen asháninkas) traen ofrendas al recién nacido: aves, peces, flechas, yucas, castañas, plátano, frutas y otros productos de la región. El de la derecha es menos interesante y, al parecer, representa una ‘última cena’ regional, donde se sirve juane y plátano y se toma masato. Nos da la impresión que sin los motivos religiosos el resultado habría sido mucho mejor.
Unas señoritas laborantes en la municipalidad local me informaron que en Iberia hay otros tres pintores: Franklin Piña Lucas, Roger Mesías Jerí y Pedro Jerí Vizcarra. Me dijeron que los dos primeros residen en el barrio Progreso de Iberia y que el otro es profesor en el colegio Dos de Mayo. Cinco pintores es mucho para un pueblo tan chico como Iberia. Pero así es la vida.
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En los momentos del día en que hay buen sol y poca gente en la plaza principal de Iberia –cuando los pajarillos multicolores descansan o se desgañitan en el follaje de los árboles lejanos y cercanos con sus trinos maravillosos–, uno puede ensimismarse y sentirse un hábil y desmemoriado shiringuero, con las altas botas de jebe cubriéndole los tobillos, con los fuertes tirantes presionándole los hombros, con los mosquitos y zancudos fastidiando sin cesar y con el cansancio mordiéndole el alma… Si miramos por debajo del brazo al fiel animal que resopla a nuestro lado, podemos recibir su compañía como un bálsamo, ver el movimiento circular y cariñoso de su cola, y creer –por un solo instante– que somos capaces de hacer plata trabajando la borracha (nombre portugués del jebe) en estos bosques y en poco tiempo: un engañoso espejismo que arrasó individuos, desbarató familias e hizo desparecer pueblos enteros de toda la región, cien años ha. Y ni siquiera los golpes lejanos que todos los días el chullachaqui hace a eso de las seis de la tarde con su hachita, golpeando acompasadamente en las aletas de los renacos serían capaces de alejar de nosotros aquel rosado espejismo o fiebre mortal, tal es el ansia de enriquecimiento a corto plazo que tienen ciertos seres humanos…
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De la música en Iberia puedo decir muy poco. (¿Habrá música propia, compuesta en Iberia?) Pero puedo contar algo: Al pasar, de noche, por una calle cercana a la plaza principal, escuché, sumamente complacido, una reunión de bohemia con acompañamiento de acordeón. Al parecer, se celebraba un cumpleaños. La música con acordeón marca toda una época en la música y las fiestas tradicionales de toda la región amazónica peruana, y pienso que si ésta se cultiva hasta la fecha en Iberia, significa que aquí hay acordeonistas, que hay amantes y consumidores de esta música y que tal vez se escriba música original con ayuda de este instrumento. Por otra parte, sabido es que en todas las ciudades del Perú, y con mucho más frecuencia en las de frontera, no se escucha música local, regional ni nacional a ninguna hora del día o de la noche. En todas las localidades fronterizas que he visitado en esta región –tanto del Brasil, del Perú o de Bolivia– se escucha sola y exclusivamente música brasilera.
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Por lo demás –y como la cosa más natural del mundo– la hierba y el gramalote es lo que más abunda en Iberia. Sus amplias calles, que podrían ser bonitas y floridas alamedas arboladas, son un homenaje vergonzoso a la desidia y el desencanto, como en Puerto Maldonado y casi como en todo el resto del país. En Iberia, cuando llueve, se hace muy difícil caminar y si encima empieza a oscurecer, trasladarse caminado de un lugar a otro es tarea casi imposible.
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Y me despedí, al otro día, solo y con nostalgia, porque aún los lugares inhóspitos del mundo nos brindan el mezquino placer de hurgar los horizontes, y nos satisfacen la sed de viajar y de domar ríos, montañas y espíritus.
Fotos:
1.Rio Acre, Iñapari, 2 y 3. Iberia
3 comentarios:
saludos Ex-docente de la UNE es agradable leerlo..Abrazos!!
Saludos al ex-docente de la facultad de humanidades Luis Salazar de la UNE
Chosica,,gusto de saber de sus actividades!!!
DIOS TE BENDIGA MI ESTIMADO AMIGO LUIS SALAZAR ORSI, TE VAS A CAER DE ESPALDA PERO ES UN PLACER PODER SABER DE TI. SOY EL REVERENDO DOMINGO LUIS ACOSTA, TU COMPANERO DE RESIDENCIA EN MOSCU,DE PANAMA. COMPARTIMOS MUCHOS EVENTOS ANECDOTAS E HISTORIAS REALES DE ESTUDIANTES. TAMBIEN SOY COMPOSITOR, MUSICO POETA Y LO DE LOCO SE ESFUMO HACE MUCHO TIEMPO. ME GUSTARIA CONTACTARTE LUIS PARA ENVIARTE ALGUNA DE MIS CANCIONES Y MIS LIBROS DE POESIAS EN DECIMA Y SABER MAS DE TU VIDA. VIVO EN MONTREAL CANADA MI TEL. 514-321-9246. MI CORREO jesusreymaster@yahoo.ca.
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