viernes, 4 de octubre de 2019

Huellas ecológicas en la escritura de la Amazonía III: Rafo Díaz

La memoria colectiva es sagrada, me apasiona ser el cordón umbilical que alimenta el mundo real con la fantasía y el sueño


Rafo Díaz (Iquitos–Perú. Marzo, 1971) Artista autodidacta y exintegrante del grupo de Teatro Alternativo Ikaro Teatro-Perú. Formado en el Arte de Contar historias en el taller del filósofo francés, François Vallaeys.

Miembro coordinador de la Red Internacional de Contadores de Historias, ha sido constantemente invitado a participar en fórums, ferias de libro, festivales de teatro y narración oral en América Latina, Europa y África. 

Autor de catorce libros de cuentos en idiomas: español, portugués, inglés, así como en las lenguas tribales changana y macua que pertenecen al país africano de Mozambique. En el año 1996, junto a otros artistas fundó “La Restinga”, organización sin fines de lucro que trabaja con niños trabajadores de la calle en su ciudad natal, Iquitos. 

Ha residido en África por once años, entre Camerún y Mozambique; lugares en donde ha desarrollado proyectos de recopilación de historias tradicionales, creación de libros, programas de teatro y narración oral con las siguientes organizaciones: UNICEF Mozambique, Médicos Sin Fronteras-Suiza, Facultad de Ciencias y Letras de la Universidad Eduardo Mondlane de Mozambique, Agencia de Cooperación Española, Centro Cultural Franco Mozambicano, Embajada de España en Mozambique, Escuela Portuguesa de Mozambique, Fundación Fernando Leite Couto, ONG Progetto Mondo Mlal – Italia, Associação “Livro Aberto”.

Proyectos inéditos
Cuentos de misterio + una pieza de teatro pervertido. Proyecto de cuentos.
El dragón de punta de oro. Proyecto de cuento.
La rebelión de los chullachaquis. Proyecto de novela corta.

Publicaciones
O coração apaixonado do baobá. Idioma portugués. Editora Gato Bravo. Portugal 2018.
O fogo e a migração dos passaros de cores. Idioma portugués, inglés, macua. Alcance editores, Mozambique 2015.
A riqueça de ser diferente. Idioma portugués. Alcance editores, Mozambique 2015.
El corazón enamorado del baobab. Autoedición en español, Colombia 2017.
Comentario de Marcelo Panguana. Periodista y escritor mozambiqueño.
O mar de Maputo. Edición trilingüe (portugués, changana, inglés). Alcance editores, 2015.
Nyeleti filha das estrelas. Edición en portugués. Escuela portuguesa de Mozambique, 2015.
Relatório UNICEF 2014. Edición bilingüe. UNICEF, Mozambique, 2015.
Os meninos curiosos. Edición bilingüe inglés-portugués. Casa do Gaiato, Mozambique 2014.
A menina Leão, O pinguim, A cidade do terror. Edición trilingüe, Mozambique 2013.
A arte de encantar (autor convidado). Edición portugués. Editora Cortez, São Paulo, Brasil, 2012.
O coração apaixonado do embondeiro. Edición portugués. Escuela Portuguesa de Mozambique, 2011.
O mar de Maputo. Edición portugués. Embajada de España, Mozambique, 2010.
Sol y Luna. Hipocampo Editores, Lima – Perú, 2008.
El pequeño bestiario Amazónico. Hipocampo Editores, Lima – Perú, 2008.
Siete misterios en el Amazonas. Hipocampo Editores, Lima – Perú, 2008.

1) ¿Cómo confrontas en tu escritura tu relación con la Amazonía?
Desde hace unos años me ha tocado observar la Amazonía desde lejos, lo que me ha permitido reflexionar-desde el distanciamiento- sobre asuntos de los que antes no caía en cuenta. Como por ejemplo la importancia de mantener el equilibrio del hombre con la naturaleza. Crecí fascinado por los mitos y leyendas que me enamoraron desde niño y, de algún modo, viví con demasiada euforia ese mundo maravilloso de la selva y quizá, me volví “irresponsable por ignorancia”, ya que me quedaba únicamente con esa parte “fantasiosa” desde la cual basaba mi entendimiento, olvidándome de su esencia y de su real importancia. Con el paso del tiempo pude ir confrontando “mi realidad amazónica” con otras realidades, costumbres y culturas diferentes; lo que me permitió caer en cuenta de esas cuestiones que antes no me preocupaban. Desde la lejanía me convencí de que la Amazonía es un MUNDO, único y particular, cuya exuberancia y misterio, agrandada por su fantástica mitología y cosmogonía la vuelven incomparable, con “vida propia” y con un “espíritu madre”.
Esta comprensión no fue de un día para otro, sino que fue un largo y maravilloso espacio de descubrimiento a través de tertulias con intelectuales, poetas, pintores, investigadores y personajes únicos al interior de la Amazonía, a quienes tuve la suerte de ir conociendo durante los viajes que realizaba integrando un grupo teatral y luego, a través de los proyectos personales con proyección artística y social en asociación con diversas ONG nacionales e internacionales.

Mi compromiso fue creciendo y ahora va más allá del simple hecho de contar historias solo para divertir al público, sino que descubrí un propósito que me lleva a manifestar mi preocupación por proteger nuestra selva. Desde entonces, en la mayoría de mis escritos y presentaciones, intento de algún modo, persuadir al público de conservar y preservar nuestros bosques amazónicos. Protegiendo principalmente el agua de los ríos, la fertilidad de la tierra, las especies de animales únicas, así como también, las costumbres y los rituales de sus pueblos nativos.

En resumen, mi respuesta a la pregunta sería la siguiente: Cada vez que escribo sobre Amazonía no puedo evitar ponerme “la capa verde” de protector y vigilante del territorio maravilloso donde nací. Es un desafío pues al mismo tiempo que me otorga cierta conciencia, también me obliga a desarrollar mi creatividad y buscar modos de convencer al público sobre esas cuestiones que me preocupan.

2) ¿Qué piensas de la Amazonía cuando escribes sobre ella? ¿Cómo la representas en tu trabajo creativo?
Mis pensamientos sobre la Amazonía son una proyección a mi pasado, sobre todo a mi infancia. A las caminatas por la orilla del río Amazonas en el Malecón Hurtado, a las tardes de nado y pesca con la canoa volteada en la laguna de Moronacocha, jugando a imaginar que viajábamos sobre la panza de una gran ballena, bajo un atardecer en donde el sol asumía un color naranja intenso y una dimensión inusitada. En ese entonces aquella laguna era limpia, un lugar de verdadera recreación y contacto con la naturaleza. Una pena el descuido y la contaminación que ahora sufre.

Mis pensamientos me llevan también a las visitas a la chacra de mi abuela, que inevitablemente me recuerdan de no volver a comer tantas guayabas por más dulces que sean, y a tener cuidado con los isangos, que pican y chupan no precisamente para darte placer, también mis pensamientos recorren las tardes de juego en los campos abiertos de yerba alta, construyendo cuevas para cocinar en latas de conserva, espantando a las boas mantonas que pululaban cerca, también a las caminatas llenas de aventura que hacía con mis amigos para llegar a Pampachica y al rio Nanay, recuerdo los paseos familiares por el río Momón, los viajes de trabajo en peque- peque, canoas y botes, recorriendo ríos y pueblos de la Amazonía, en tardes de viaje en que solo nos acompañaban los delfines rosados, también recuerdo nadar con ellos en el Pacaya Samiria junto a mi esposa e hijos, recuerdo las tardes de San Juan en Peña Negra y Corrientillo, las noches de bohemia y borrachera con amigos en Santo Tomás, mis visitas tímidas pero tórridas siendo adolescente a las chicas del “Teletroka”. Mis pensamientos me llevan a los programas de radio y a los personajes que en ella habitaban, a las tardes de lectura con autores de nuestra Amazonía en los libros que mi padre traía cada semana, así como también a las leyendas de fantasmas y seres sobrenaturales que relataba mi abuela después de la cena.
Mis pensamientos me llevan al sabor delicioso del aguaje y de la aguajina, al juane y a la empanada de yuca, al juane de arroz, a los tamalitos de maní, a los pescados asados y al tacacho con cecina de la calle o particularmente en Nanay. Mis pensamientos tienen marcado también el momento exacto de degustar un clavohuasca, un RC, así como también las hijueputa borracheras con champañita y coconachado.

Todos estos recuerdos e imágenes los tengo “tatuados en mi memoria” y, son el vínculo principal que conecta y hace explotar mi imaginación. Lo que me lleva a recrear esos recuerdos y esos instantes de formas diferentes, integrando cada vez, nuevos conocimientos y saberes. Pero, sobre todo escuchando a la selva, tal y como lo dice el maestro Ino Moxo: “Escuchando calladito todo lo que se dice y más calladito lo que no se dice”.

Esta secuencia de hechos y anécdotas vividas han fortalecido mi labor de narrador de historias tanto escritas como orales y me han llevado a escribir algo así como una declaración de principios, que repito como un mantra cada vez que debo realizar el acto de narrar en público o enfrentarme a una hoja de papel en blanco. Este mantra particular dice así: Mi pasión como narrador de historias consiste en compartir, conocer, aprender, experimentar. Soy narrador de historias porque de esa manera me acerco a un mundo especial y puedo, yo mismo, acercar a otros a ese mundo. La memoria colectiva es sagrada, me apasiona ser el cordón umbilical que alimenta el mundo real con la fantasía y el sueño.

3) ¿Qué libros o artefactos de arte (cine, fotografía, pintura, teatro, etc.) influyen en tu trabajo sobre la Amazonía?
Me considero a mí mismo como un artista inquieto, curioso e inconformista. No tengo límites al momento de trabajar, todo me puede servir para influenciar mi imaginación y así, poder crear y recrear a mi gusto. Venga, venga, venga la hora Inca Kola, que da la hora en todo el Perú… La hora Inca Kola…

Hace un tiempo hice el ejercicio de responder esa pregunta sin saberlo y escribí algo que titulé: “Mi muro de inspiración amazónico”.

La sabiduría en las historias de Roger Rumrill, la genialidad en la prosa de César Calvo Soriano y del amor que siento por su libro Las tres mitades de Ino Moxo que considero mi libro biblia, la belleza amazónica en la prosa de Germán Lequerica, las visiones oníricas en los versos de Ana Varela, el viaje fantástico por el Amazonas de un pequeño bagre narrado por Francisco Izquierdo Ríos y que siento como una metáfora personal de como he afrontado mi vida, aunque yo aún no he podido encontrar el camino de regreso. las divertidas historias de Orlando Casanova, las fábulas y leyendas de José Luis Jordana, los cuentos y los colores de Víctor Morey Peña, la historia de un pescador de sueños contado por Arnaldo Panaifo Teixeira, la historia de unos hombres astados escrita por Juan Saavedra Andáluz, las fábulas de Luis Urteaga Cabrera; el compromiso literario en las novelas de Ciro Alegría y Jaime Vásquez Izquierdo; el grito de lucha en Sangama de Arturo Hernandez, los versos llenos de vida del poeta brasileño Tiago de Mello, la vasta literatura oral de los pueblos indígenas, las laboriosas investigaciones de los antropólogos André Marcel d’Ans y Jeremi Narby, la pasión y entrega por las tortugas de río en el Pacaya Samiria del investigador finlandés Pekka Soini, las bellas letras que hablan del pueblo amazónico en las canciones de Raúl Vásquez y Pepe Peña, las divertidas creaciones musicales de Eliseo Reátegui y “Los Solteritos”, las populares composiciones de Javier Isuiza, los valses cantados al Amazonas que sonarán por siempre, las imágenes evocadoras del tiempo en la pintura de César Calvo de Araujo, la búsqueda del lenguaje propio en el arte de Nancy Dantas, la magia y el espíritu amazónico en los cuadros de Gino Ceccarelli, las hermosas tintas del ilustrador húngaro Zoltán Keserü, la paciencia y creatividad de Harry Chávez, la espiritualidad de selva en la obra de Pablo Amaringo y sus alumnos de la escuela “Usko Ayar”, el exotismo popular de Christian Bendayán, las fantásticas creaciones de Víctor Churay, así como de Santiago y Rember Yahuarcani, también las intrincadas creaciones monocromáticas de mi ñaño Tutano. También he podido sentir la influencia de algunos periodistas y locutores de radio, las divertidas mañanas con Tito Rodríguez Linares, el popular “Shicshi” y su fiel amigo “Ashishito” don Manuel Iglesias, los despertares con la fuerte voz de Rusbel Vásquez Coelho, las “Rondas policiales” de Humberto Vela Meléndez en radio Atlántida, la impertinencia de don Teddy Bendayán, los programas esotéricos y del mundo extraterrestre con Sixto Pax, así como las opiniones entrometidas de don Demetrio Díaz Souza en su programa “Carta Blanca”.

A todas estas personas, personajes y amigos a quienes admiro, se les van sumando nuevos rostros, grupos y asociaciones con ideas nuevas y renovadas. Ahí tenemos a los músicos de “Bareto” y a los irreverentes de “La Nueva invasión” que últimamente me acompañan y me hacen bailar y sonreír al momento de crear. También están los chicos de “Chakruna” con un sonido de “Rock & Selva” muy alucinante, los amigos de “AniAmazonía” con un esfuerzo por incorporar la experiencia indígena en vídeos y películas animadas, así como también el colectivo “Estamos en la calle” que junta generaciones de jóvenes en un esfuerzo cultural común. No descarto nada al momento de crear, me sirve todo.

Finalmente, quisiera agregar que me enamora el concepto sobre el animismo y admiro el panteísmo como base de la espiritualidad amazónica, esta visión particular se la debo a mi cercanía con el maestro Roger Rumrill, por quien siento una profunda admiración y con quien llevo una amistad “cómplice” del amor que sentimos por nuestra Amazonía. Finalmente, mi visión artística en general está más ligada a la espiritualidad de la naturaleza y creo en sus poderes. Me distancio de las religiones que basan su “espiritualidad” en el poder, el sufrimiento, la amenaza y el castigo. Políticamente soy: “Anartista: No concibo una democracia donde el voto de un misógino, xenófobo y racista valga lo mismo que el de un sabio dedicado a la lectura”. Una frase que me gusta mucho y que fue dicha por el actor español Oscar Jaenada.

4) En tu trabajo literario, ¿Cuál es tu visión futura de la Amazonía? ¿Un espacio nacional, transnacional? ¿Cómo se puede percibir esta visión en la literatura peruana actual?
Es inevitable sentir contradicciones respecto a qué responder sobre el futuro de nuestra Amazonía. Por un lado, está mi visión optimista que inevitablemente se contrasta con una visión realista y pesimista. Al ritmo en que el “desarrollo y la civilización” avanza, destruyendo y usurpando cada día, miles de kilómetros de territorio natural pues está claro que no nos queda mucho tiempo, ni como habitantes de este planeta ni al planeta como “ser vivo”. Es una realidad tan evidente como complicada de cambiar, resulta incomprensible que la humanidad no sea capaz de ser consciente del peligro que eso supone. Esa “inconciencia y necedad” tan humana, es el producto de un ridículo afán de lucro, tan desmesurado y frívolo como grotesco.

Esta visión pesimista es la que me lleva a intentar ser optimista en mis escritos, pues intento siempre anteponer un héroe o una circunstancia especial que pondrá en equilibrio al mundo y a la naturaleza con los seres humanos.
Siendo así, espero que la humanidad algún día abra los ojos y asuma su responsabilidad en la protección de los bosques no solo del Amazonas, sino de todos los bosques sobre la tierra. Esta conciencia debe ser nacional primero, para luego y bajo consensos, proponer alternativas de integración con los ciudadanos y gobiernos de otras naciones. Creo absolutamente que, con la unión de más países comprometidos con estas zonas naturales es posible crear más vínculos fuertes para su protección.

Debido a mi lejanía, no he podido informarme ni leer mucho sobre la visión actual de la Amazonía en los autores peruanos. Lo que si he podido percibir es que el interés del público peruano sobre el arte y la cultura amazónica ha crecido en todos los aspectos. Los hay buenos y malos. Así como existen personas que se preocupan por conocer y mantener esas costumbres tan ligadas a la naturaleza, hay otros que se dejan llevar por la frivolidad que ofrecen algunos contextos al interior del Amazonas. Igual estas circunstancias tan contradictorias son únicas y podrían ser definidas como real-maravillosas.

Un territorio como el Amazonas es imposible que no resulte inspirador. Muchos autores seguirán encontrando historias para narrar, la Amazonía posee un contexto fantástico y onírico, al mismo tiempo que misterioso, cruel y a veces, hasta despiadado.

Nota de los editores: Las entrevistas publicadas en este medio cuentan con la autorización de los autores y autoras para su difusión y no tienen fin de lucro.

https://notasdenavegacion.wordpress.com/2019/09/11/huellas-ecologicas-en-la-escritura-de-la-amazonia/

Publicado: octubre 2, 2019 en Uncategorized

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